viernes, 30 de mayo de 2008

             El Mundo







Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.



- El mundo es eso -reveló -. Un montón de gente, un mar defueguitos.



Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos detodos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden lavida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.





Eduardo Galeano

-El Libro de los Abrazos-



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